lunes, 28 de abril de 2025

Influencer

 Todo el mundo tiene alma de influencer. Desde que existe internet, cada vez es mayor el número de grabaciones domésticas en las que pueden recibirse mensajes con información sobre las cuestiones más sorprendentes. Es como un repositorio de información en el que poder encontrar datos sobre cualquier cosa que se nos ocurra.

 Ego, curiosidad, ganas de compartir y ayudar... Las motivaciones son muchas y los riesgos que hay implícitos detrás, también. 

 Especialmente me preocupan las valoraciones que sobre alimentación y dieta se hacen. La búsqueda de unos hábitos culinarios saludables, lleva a muchos a grabar mensajes que no tienen contraste alguno, sin criterio científico y profesional que los avale, sin que eso sea obstáculo para hacer aseveraciones sobre lo que es bueno o malo.

 Toda la vida han existido creencias sobre qué alimentos son buenos, según el momento del día, las motivaciones personales de cada cual, o las necesidades de salud; pero los viejos remedios de la abuela, que con cariño y tradición pasaban de generación en generación, han dejado paso a un aluvión de material informativo, tan contradictorio y difuso como peligroso.

 No cenar, comer una sola vez al día, eliminar completamente el azúcar de la dieta, no probar alimentos que lleven carbohidratos... La lista de sugerencias es infinita y con ella los riesgos que contraemos se multiplican casi exponencialmente. Nada que decir a la libertad de expresión y comunicación en las redes, pero sí a hacerlo sin fundamento alguno. Seguro que para tener un minuto de gloria se pueden hacer otras cosas en internet.

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