Los defensores del moreno playero tienen un nuevo enemigo en puertas: La mascarilla.
El famoso moreno agromán patentado por los ciclistas en brazos y piernas tiene un nuevo aliado. No sólo maillots y culottes y demás prendas de uso deportivo, ayudarán a sembrar la piel de esas zonas blancas, pálidas, carentes de alteraciones en la melanina.
Ni bikinis minimalistas, ni trikinis de nueva generación. De nada servirá aligerar la capacidad de cubrir piel con minúsculos trozos de tela, con la llegada de la mascarilla quirúrgica o de cualquier otro tipo. La cara, principal exponente del tono oscuro favorecedor, tendrá que pelearle a la mascarilla cada centímetro de piel con el barniz de crema protectora.
Queda como consuelo pensar que sólo estamos en marzo, y que tal vez, para cuando sea la temporada de baño con todo rigor, las condiciones sean otras, idea nada peregrina, a tenor de lo cambiantes que son las condiciones de un tiempo a esta parte.
Sólo la vacuna podrá aliarse con el bronceado de todos los veranos. Quien sabe si en junio...
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