Ley de extranjería, para la Reina Sofía.
Era una cantinela, en forma de soflama de manifestación, alcanzando el rango de ocurrencia de beodos, que tuvo su mejor momento hace unos cuantos años, cuando el rey emérito aún estaba en activo y no sonrojaba a nadie con sus asuntos turbios, básicamente porque no se sabían, gracias a esa ley del silencio que siempre rodeó a la Casa Real y que hasta hace bien poco no era una prioridad para nadie. Cuando había pasta en los bolsillos y las tarjetas de crédito crecían debajo de las piedras, nadie pedía cuentas a los regios Borbones. Cosas de las vacas flacas.
Siempre me pregunté por qué habia que aplicársela sólo a ella, si Juan Carlos tampoco nació en España, sino en el exilio de Roma, donde su familia terminó por afincarse, toda vez que Alfonso XIII hiciera mutis por el foro, huyendo por barco desde Cartagena.
Cosas de las rimas. Lo cierto es que con su habitual saber estar y respeto por la gente, hoy ha vuelto a dar que hablar, por ser tan sencilla como solía ser cuando era la Reina en activo.
A sus ochenta y dos años, y haciendo uso del requerimiento que la convocaba para recibir su primera dosis, hoy ha sido vacunada en un ambulatorio de El Pardo- Fuencarral, el que le corresponde por residencia.
Sentido común, mesura y humildad. razones que siempre le acompañaron y que ahora, más que nunca, cuando además conviene dar ejemplo, dan la razón a los que creen que la ley de extranjería hay que aplicársela a otros miembros de su familia, antes que a ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario