Al tran tran

Así vamos, a pocos, como con el paso ralentizado, a cámara lenta.

Como si viviesemos una etapa de sequía, y el que antes era un torrente caudaloso, ahora sólo mostrara un reguero de agua minúsculo y enclenque, que se abre paso por su cauce afanoso, a falta de fuerza. 

 Tiene menos agua, pero aún con todo, tiene.

 Como ya dijera  Heráclito, el oscuro, la vida es como una corriente de agua y esa agua que transcurre, nunca es la misma, aunque veamos siempre el mismo río.

 Lo malo es que esa corriente es fina y lenta, y transcurre timorata, como si tuviera el temor de volverse agua estancada en algún momento.

 Heráclito tiene razón, todo fluye y nada es lo mismo. Agua que va y no vuelve, aunque esta sea un agua que baja escuálida, esta vez. Eso es lo bueno, motivo de esperanza, lo que ahora va al tran tran, mañana volverá a su viejo caudal en algún momento, y las zonas húmedas revitalizarán un estado de ánimo ahora latente y abotargado. Altibajos existenciales que son ahora colectivos y que trocarán en alegrías indivuales. 

 El río de la vida seguirá su curso, camino de su desembocadura, al océano abierto. Futuro no escrito pero más deseado que nunca. Vivimos más pendiente de lo que está por venir, que de lo que tenemos encima. Proyección como evasión.