Don Pedro:
Cálmate pues vida mía;
reposa aquí, un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿ No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Doña Inés:
Pues... No.
Es todo una mierda.
Fin
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