Como cuando jugábamos de críos al pañuelo. El que sujetaba el trapo decía un número y salían los aludidos por cada equipo corriendo a la caza y captura de la preciada conquista.
Aquello era un pulso. Una vez los contrincantes llegaban ante el pañuelo, uno de los dos contendientes debía decidirse, agarrarlo y salir corriendo con la presa. Sólo si su contrincante no conseguía cazarle antes de llegar a su casa, la línea de la que había salido y dónde le esperaban el resto de correligionarios, terminaba por ser eliminado.
Hoy a primera hora de la mañana nos hemos encontrado con que nuestros políticos en Madrid se han puesto a jugar al pañuelo. Inés Arrimadas, al dar el visto bueno a la Moción de censura en Murcia ha puesto el pañuelo,y ha lanzado un número al vuelo, provocando la carrera de populares y socialistas por alcanzar el preciado trofeo. Unos en forma de convocatoria electoral, otros, presentando una moción de censura en la Asamblea de Madrid. Dirán los tribunales quien ha ganado la carrera, con la ley en la mano. Carrera donde no ganará quien más corre, sino quien más razón legal tenga. Estén atentos a sus pantallas, tan sólo es la primera ficha de un dominó estatal, que empieza a caer.
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