Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 11 de marzo de 2021

Del sorpasso a la bisagra

 Son horas frenéticas, que pasarán a días, al menos dos más, los que necesita el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, para ofrecer su veredicto en relación a la reclamación que la Mesa de la Asamblea ha presentado contra las directrices que se deducen del Decreto 15/2021, del 10 de Marzo, por el que queda disuelta la cámara de representantes, concluída la legislatura y convocadas eleciones autonómicas para el próximo martes, 4 de mayo.

 Mucho se viene hablando sobre el papel que está jugando la presidenta saliente, Díaz-Ayuso, cuya convocatoria de elecciones ha dejado descolados a todos,  pero no menos del que ha desarrollado Inés Arrimadas, desencadenante de los acontecimientos, al dar el visto bueno a la moción de censura que en la Región de Murcia, C´s y PSOE han pactado para desalojar del poder a Lopez Miras.

 Desde que se supiese ayer a primera hora de la mañana, la líder del partido naranja ha insistido en el carácter aislado del pacto que con los socialistas han alcanzado en la comunidad autónoma levantina, declarando no entender la reacción que el Partido Popular ha tenido en Madrid, al desencadenar una crisis de gobierno que ha terminado con la ruptura del pacto de legislatura y la finalización de esta.

 Jugada muy arriesgada la de Pablo Casado y sus correligionarios en Madrid, que tras el último movimiento de fichas, se juegan la posibilidad de alcanzar el gobierno a una carta, sabedores de que sus opciones de posibles pactos postelectorales quedan reducidos a la nada, una vez hecho añicos el entendimiento con Ciudadanos. Apoyarse en Vox, principal adversario de la derecha, no parece a día de hoy el más gratificiante de los escenarios para un partido que debe buscar alcanzar el poder por la vía de la mayoría absoluta en la cámara. 

 Pero si arriesgada es la operación Comunidad, orquestada por Díaz-Ayuso, más arriesgada es si cabe, la apuesta de Arrimadas de dar por zanjada la colaboración de naranjas y azules en Murcia, acuerdo que tiene más aristas que las que se le presuponen. El inevitable entendimiento con los socialistas, y la negociación del pacto de gobierno, que no por ser autonómico ha dejado de interpretarse en clave estatal,  han provocado inevitables recelos entre propios y extraños, sorprendidos por este nuevo giro escénico que pone a Ciudadanos en un papel más centrado entre PP y PSOE, con aparente disposición a colaborar ahora con aquellos a los que tenía hasta hace muy poco, vetados. Sánchez ha dejado de estar en el centro de la diana para ser un socio posible, sino con el tiempo, preferente.

 Queriendo o sin querer, la apuesta de la dirección de C´s es la de ejercer de partido de centro, al estilo de los liberal-demócratas en UK o del mismo Partido Liberal alemán; partidos que no tienen ambiciones reales de alcanzar el poder, salvo para ofrecer los escaños faltantes al partido vencedor de los comicios de turno.

 Quien lo hubiera dicho cuando Rivera alcanzó los cincuenta y seis escaños y soñaba con dar el sorpasso al partido de la gaviota. En apenas algo más de 24 meses, un partido que apostaba a caballo ganador, se conforma con aparecer como colocado en las carreras electorales.

 De todos es sabido cuál ha sido la experiencia de los partidos de centro en la democracia española. Puede que la intención de la diputada jerezana afincada en Cataluña haya sido dejar de ser copartícipe de un gobierno anómalo e irregular como el murciano, y de paso, alcanzar un primer gobierno autonómico, pero al apoyarse en el PSOE, en estos términos, ha provocado un movimiento de fichas en el tablero político que dificilmente puede tener retorno. Esta especie de misión a Marte sin vuelta a la Tierra, puede acabar con un partido que ha conquistado  el espacio electoral catalán y que ha sido capaz de cercar al principal partido de la oposición, en un experimento político transitorio y con fecha de caducidad. De vencedor a partido residual, de dar el sorpasso al PP a conformarse en ser un pequeño partido bisagra, apto para, simplemente, coaligarse. Pequeños réditos para una formación que no hace tanto tuvo delirios de grandeza. Hasta que el fundador vuelva del destierro. Si vuelve.

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