Otro ranking más. Cuando de entidades educativas se trata, suelen ser las universidades, los elementos de comparación, figurando en el listado los nombre de las más competitivas, siendo las comparativas a nivel local, estatal, europeo o universal. Todo sea por figurar. Comprobando los datos, lista tras lista, pocas variaciones se perciben, siendo las que ya de por si tienen caché por el nombre, las que copan los primeros lugares. Quien tuvo, retuvo.
Hoy aparece en la prensa otro nuevo listado, el de los cien mejores colegios de España. Entre los primeros puestos, no aparece ninguno que sea público.
Entre los más laureados, aparece el famoso Colegio Manuel Peleteiro de A Coruña. Empezando mis estudios de Políticas en Santiago, muchos compañeros de residencia venían de esa ciudad, y todos comentaban que los de ese centro educativo sabían las preguntas del examen de selectividad, antes de que se hiciesen públicas. Que muchos de sus alumnos alcancen la excelencia en las calificaciones finales de la ahora denominada EBAU, alimentan una comidilla que atufa a envidia. Run run para la eternidad, práctica habitual de este país abonado a colgar sambenitos profanos.
Disyuntiva público-privado, en donde se asocia la calidad al pago, colegios públicos con buen nivel y capacidad de formar buenos alumnos parecen inviables, al menos por estos lares. Quizá los británicos tengan una composición de lugar diferente. Sea como fuere, la educación es, lejos de ser un pilar, un primer basamento sobre el cual discriminar. Dime qué educación puedes pagarte, y te diré quien eres.
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