Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 30 de marzo de 2021

Patada en la puerta

 La Ley Corcuera, aquella que promovió el que fue ministro del Interior en uno de los gobiernos de Felipe González, justo en aquellos meses en que éramos el centro del mundo, (año 92), a diferencia de otras muchas disposiciones legislativas que pasan para la ciudadanía sin pena ni gloria, sumidas en la más profunda de las ignorancias, ha tenido una proyección en el futuro, que va mucho más allá de su fecha de derogación, ( la normativa dejó de tener efecto en 2015).

 De norma ha pasado a chascarrillo, a comentario de taberna, a recurso del que apropiarse en medio de una reflexión cuando se quiere hacer ver que, a veces, hay que tirar por la calle de en medio para llegar a alguna parte o conseguir lo que se pretende.

 Asociada a acciones policiales en las que prima la efectividad frente al delito, antes que la rigurosidad con respecto a lo que marca la ley, es grande el campo de aplicaciones que pueden sugerirse. Y muy diferentes las posibilidades en que puede intentar aplicarse.

 La última referencia a la tan cacareada patada en la puerta, viene a colación de por la celebración de botellones en pisos particulares, esos que antes se organizaban en parques y al aire libre, y que ahora por cuenta de las restricciones horarias, se prolongan a lo largo de la noche en espacios cerrados. 

¿ Es una falta administrativa, o por cuenta de la necesaria protección en mitad de la pandemia, es constitutiva de delito a la salud pública? ¿ Dónde está la línea de separación? En función del espectro ideológico en que se mueva cada cual, la aguja del qué puede hacerse, se moverá hacia un lado u otro. Y mientras los leguleyos y picapleitos tendrán base para sus actividades de clarificación y revisión de situaciones que, por novedosas, obligan a replantear prácticas administrativas, judiciales y policiales.

 Para ir hacia delante, volvemos hacia atrás, y para resolver situaciones nuevas se recurre a cosas ya pensadas y ejecutadas. En materia de legislación nunca se sabe cuándo una norma pasada puede servir para hacer frente a algo reciente. Van a tener razón los británicos, cuyo sistema legal nunca deroga leyes, en previsión precisamente de esto, de que la ley vieja pueda en un momento puntual cubrir lagunas de la ley más moderna.  Porque nada pasa, porque todo vuelve.

 



 

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