El subcomandante Marcos está gordo. En el día de año nuevo se conmemoraba el trigésimo aniversario de la insurreción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, (EZLN) en el humilde Estado de Chiapas. Una foto de la principal figura de la asonada indígena que dio la vuelta al mundo entonces, vuelve a tener notoriedad hoy por cuestiones más bien poco ideológicas.
Visiblemente subido de peso, con una barriga alimentada más allá de los inevitables excesos navideños, la icónica estampa del misterioso líder con pasamontañas ha ido a parar al cubo de la basura.Literalmente.
Tiempos estos en los que los contenidos tienen vitola de segunda.La imagen es lo que cuenta, es la que prima. Revolucionarios gordos que parecen serlo menos, por no mantener la línea. Que se mueran no sólo los feos, también los gordos.
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