Es la nueva forma de ajusticiar, una más que añadir a las ya conocidas: silla eléctrica e inyección letal. La hipoxia por nitrógeno consistente en obligar al condenado a inhalar el elemento químico, provocando su muerte por asfixia. Ha sucedido en el Estado de Alabama con el ajusticiamento de Kenneth Eugene Smith, residente del corredor de la muerte desde mil novecientos ochenta y nueve.
Muerte, crueldad y duda en cuanto a la efectividad del acto. Para nada ejemplarizante; los delitos no caen nunca en un país donde los jueces son elegidos en las urnas y en el que las cárceles cuentan por millones a sus inquilinos. Circulo vicioso que no deja de retroalimentarse.
Veintisiete estados de la unión aún mantienen en sus territorios la pena capital; según los casos un método u otro es usado. En la mayoría la inyección es el más demandado, excepto Carolina del Sur, que se mantiene fiel a la silla eléctrica.
Debates viejos que vuelven a la actualidad de cuando en cuando. Encontrar equilibrio entre la acción y el castigo, tema complejo. Ley del talión en su máxima expresión, eliminando de la ecuación vital cualquier atisbo de humanidad. El país más avanzado del mundo emplea los métodos más viejos para impartir justicia.
Estas cuestiones encuentran menos acólitos en el viejo continente, donde las cadenas perpetuas copan el grado de sación a los convictos y todo ello mantiendo intacta la consigna de que toda condena debe buscar en última instancia la reinserción del encerrado en prisión, algo con lo que no todo el mundo está de acuerdo.
Debates legales que son debates de vida.
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