Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 29 de enero de 2024

Ladrones de cadáveres

 Ladrones de tumbas, pocos argumentos tan literarios, que han ayudado a alimentar la imaginación de los lectores avezados de libros de terror, creando imágenes tan poderosas como las de unas sombras en medio de la noche, profanando tumbas para desenterrar cuerpos que habitualmente acababan en el laboratorio de algún doctor necesitado de materia prima para sus prácticas.

 Pero los tiempos cambian y por ello las clásicas estampas de historias macabras, creadas por Robert Louis Stevenson o el Edgar Alan Poe, por citar a algunos, cambian de recorrido, de matices y de elementos descriptivos.

 Nadie se molesta en profanar tumbas, pudiendo dar el cambiazo en las funerarias, en algunas de las cuales no sólo se extirpan miembros de incógnito, sino que se acaba por sustraer el cadáver a las familias, haciendo desaparecer cuerpos completos sin que nadie se de cuenta.

 En el caso del que se hacen eco hoy los medios, el finado cotizaba a mil dos cientos euros. Una nómina.

 El modo: refinado y elaborado, tanto que probablemente dará información a la policía para perseguir este tipo de delitos. Nada como enfrentarse a un buen caco, para poder progresar.

 Profesionales del timo, capaces de falsificar documentación y suplantar determinados medios y empresas para retirar cuerpos de hospitales y residencias; con la mercancía ya en su poder, sólo queda trabajarse el capítulo de las ventas del producto perecedero, aunque aquí se va a tiro hecho, encaminados al cliente tipo en estos casos: las facultades de medicina.

 Cuando uno cree que lo ha visto todo, hay quien llega y te sorprende. 

 A buen seguro que hay legislación al respecto, para poner control a un negocio tan truculento como beneficioso, aunque como se ve, siempre hay algún avispado, dispuesto a burlar cuantos controles se pongan en medio. Me pregunto qué clase de catadura moral tiene un tipo al que se le ocurre ganarse la vida de este modo. Digno de recrearse literariamente, desde luego. 

 

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