Es una imagen habitual en lugares de espera, especialmente en los aeropuertos.
Estaciones cada vez más sofisticadas, creadas al efecto, para permitir a varios terminales poder cargarse y así eliminar su exiguo remanente de energía.
Pantallas táctiles que de tanto deslizar los dedos funden la carga de los aparatos. La huella de internet sobre cristal.
¿ Te dura la batería más de un día? Eres un bicho raro.
No todo el mundo arrima sus teléfonos a sitios como el de la foto. Cualquier enchufe disponible, por incómodo que esté en su ubicación, puede ser objeto de caza y captura. Corriente que es como un maná preciado, que permite seguir activos y disponibles; que no nos falte la conexión.
Somos yonquis de una nueva droga, la electricidad; cada uno busca su dosis, según marquen las barras, esclavos de una pantalla que no sólo acumula horas de atención, también lo hace en lo relativo a los costes. Nunca una dependencia fue gratuita.
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