El pergamino de la seducción

 Pocas figuras despiertan tanto interés como la de Juana de Castilla hija de los Reyes Católicos y reina por deceso de sus hermanos, Juan e Isabel y del hijo de esta última, Miguel de la Paz, fallecido con apenas dos años de edad. 

 Casada con su primo tercero,  Felipe, Archiduque de Austria y Duque de Borgoña, que ha pasado a la historia como el primero de los reyes con ese nombre, matrimonio que ha hecho correr ríos de tinta, por la pasión de los contrayentes, enamorados a primera vista, casi sin conocerse, en un enlace que además de traer al mundo seis hijos, dio un juego infinito en las cuestiones relacionadas con el ámbito de poder y sus intrigas, las mismas que  mandaron a un encierro forzoso a Juana, viuda repentina, tras la muerte de Felipe por unas fiebres contraídas en Burgos, en un episodio extraño que se llevó su vida con apenas veintiocho años.

 Reina por designación y por derecho, pero no de facto, ninguneada y arrinconada por su padre Fernando el Católico, quien se hizo con la regencia hasta la venida de su nieto Carlos I, pasará a la historia con el sobrenombre de La Loca, por culpa de  una enfermedad que supuestamente contrayera a raíz de los celos que le causaban las infidelidades de su pareja y la repentina y extremadamente dolorosa muerte de éste. 

 Figura idealizada hasta el extremo, es objeto de revisión constante, como ocurre en el caso de la última novela de la nicaragüense Gioconda Belli, El pergamino de seducción, (Editorial Seix Barral), que emplea como argumento de base, la relación de una huerfana interna de colegio de monjas con un profesor de historia, con quien revive la pasión del amor entre Juana la Loca y Felipe el Hermoso, en lo que se convierte en un alegato femenino e intimista que pone en entredicho las razones que llevaron a la reina a vivir encerrada en su jaula de Tordesillas, desde 1509 hasta 1555.

 Rigurosa en lo histórico, es una estupenda forma de acercarse a esta figura imprescindible de la historia de España, cuya posible enfermedad y locura es aún hoy tema de debate, quinientos años después.