Resaca

 Resaca de garrafón, doblemente dolorosa y paralizante un lunes por la mañana. Paracetamol y mucho agua para empapar un estómago que sigue como un estropajo.

 Después de una semana de fiesta, la que empezó tras el cara a cara entre los dos candidatos con más posibilidades, el domingo electoral ha arrojado un cubo de agua fría al aspirante, incrédulo al saberse ganador, pero sin suficiencia como para investir un gobierno, según los procedimientos.

 Y eso que han recuperado cuarenta y siete escaños y más de tres millones de votos, perdidos en veleidades naranjas y resabiados de verde, a los que sólo han conseguido rebañar medio  millón de papeletas.

 Sánchez el de las siete vidas, ya le llaman algunos así; habría que preguntarse cuántas de esas vidas son demérito de sus adversarios. No es que lo hayan dejado vivo, es que encima, va a arrogarse la vitola de líder de la excepción iberica, esa misma que igual que baja el precio de la energía, mantiene fuera a la ultraderecha de La Moncloa. 

 Pensábamos que nos iríamos de vacaciones, al fin, pero no. Queda mucha tela que cortar. Áspera y abrupta, así se presume que comience la décimoquinta legislatura, abocada a unos pactos sangrantes, que van a rentabilizar cada voto que ofrezcan sus donantes a la nueva coalición de gobierno.