Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 31 de julio de 2023

Los vencejos

Cinco y veintisiete de la mañana. Abro el ojo. Apenas si queda media hora para que suene el despertador y su toque de diana. En otras circunstancias me daría la vuelta para remolonear un poco más, a sabiendas de que no volveré a dormirme, pero esta vez, me levanto raudo. Voy a la cocina y me preparo un buen café antes de comenzar.No voy a esperar a la tarde, cuando vuelva de trabajar, para rematar la faena. Me pueden las ganas de saber qué pasa.

 Día treinta y uno de julio, al fin. Cuando apenas llevaba un tercio del libro allá por el mes de marzo, coincidiendo que el momento de lectura se ajustaba con la fecha precisa del calendario, decidí continuar la lectura del libro a capítulo por día, dejando que las hojas del amanaque fueran cayendo hasta la última entrada con fecha de la narración el día de hoy.

 Así escrita, como un diario, modo que he adoptado como referencia de lectura, con la tensión añadida de conocer por fin el desenlace de Los Vencejos, (Editorial Tusquets), he comenzado la mañana y la semana, terminando una trama intimista y profunda que narra la cuenta atrás de un profesor de filosofía de instituto, que decide poner punto y final a su anodina vida, con fecha fija en el calendario.

Ambientada en las calles de Madrid, en uno de sus barrios con más solera, el de La Guindalera, Fernando Aramburu, construye esta historia áspera, dura y anodina, en la que las dosis de realismo se suceden página tras página en la figura del protagonista, profesor trasnochado e indolente al que se le han terminado las ganas de vivir.

 Con la compañía de su gran amigo, marcado físicamente y mentalmente tras ser una de las víctimas del 11M, que le supuso la amputación de una pierna,la de su hijo, un adolescente taciturno y descarriado que pese a todo siente apego por su padre, marcando distancias con la madre, de una antigua novia, con la que coincide por el barrio, vieja solterona que nunca se olvidó de él y su perra, fiel y leal amiga, Aramburu contruye esta historia de reflexión existencial donde la vida se muestra en toda sus vertientes: familia, amistad, trabajo, expectativas, confluyen generando un crisol de posibilidades con el que sentirse identificado.

 Decía Aramburu que con la escritura de Los Vencejos, sentía que saldaba una deuda pendiente con Madrid. A fé que lo ha conseguido y de manera magistral. 

 


 



 

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