Decisión acertada, apagar la televisión y leer en la que, para más señas, ha venido a ser la primera noche de calor asfixiante. Asistir a debates en los que no se discute, es como ir a ver un partido donde no hay balón con el qué jugar. Para perder el tiempo se me ocurren unas cuantas cosas mejores que hacer.
Como ya vengo haciendo de un tiempo a esta parte, me alimento del a posteriori, de las crónicas y opiniones que recogen los medios sobre lo acontecido ayer noche. Más allá de quien haya podido convencer más, la mayoría de las opiniones resaltan la falta de calado y de contenido de las dos horas de debate entre los candidatos, los dos de los partidos mayoritarios. Los que van a acabar gobernando.
Porque todavía hay gente muy ingenua que cree que el bipartidismo ya no existe en este país. El sistema entero, está preparado para que sea así.
El calendario sigue avanzando, ya queda menos para que el día veintritres, nos den cancha a los que sustentamos esto y dictemos sentencia con nuestras papeletas. Será entonces cuando empiece el verano, de verdad. La gracia de ampliar el curso hasta casi finales de julio tocará a su fin. Además de malos, no dan tregua; qué hemos hecho para merecer unos políticos tan mediocres.
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