Las bicicletas son para el verano. Así lo puso por escrito Fernando Fernán Gómez, en su obra de teatro, que luego fue llevada con gran éxito al cine por Jaime Chávarri.
¿ Para qué verano? ¿Para éstos de estos útimos años con temperaturas infernales? Escondidos hasta que la fresca nos saque de nuestros escondrijos. Picos de gasto de luz por cuenta de un aire acondicionado que se gasta a chorros. Vida de roedores, a oscuras o encerrados, con tardes eternas que no caen en su declive hasta las diez.
Inevitable acordarse de la infancia, con esas tarde de siestas eternas y persianas bajadas, encerrados por culpa del Lorenzo inmisericorde, aburridos sin poder salir, sin poder bañarnos por tener guardar las dos horas de digestión, en la playa o la piscina.
Verano que se asocia a cosas buenas, pero no son pocos los incovenientes. Cuesta creer que esperemos todo un año a que lleguen estas fechas, para luego pasarlo mal.
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