Es de esas palabras que ahora se oyen mucho, tan necesitados como estamos de encontrar vías de escape y modos de relajación.
Hay que fluír, meditando o haciendo yoga, dejando que tu cuerpo y tu mente se deslicen y lo hagan sin plan premeditado.Descargar todo lo malo, o, al menos, intentarlo.
Cada vez que la oigo o la leo en alguna parte me da que pensar. Cuando me hablan de fluír siempre recuerdo a Heráclito y si famosa frase: "No es posible bañarse dos veces en el mismo río, porque nuevas aguas corren siempre sobre ti".
Eso deja poco margen para la relajación y mucho para el discurrir. Darle vueltas a las cosas aunque sea de un modo intelectual, sin aplicación directa sobre uno mismo, no parece el camino más próximo a la relajación y al dejarse llevar. Para mí fluír es pensar, es comparar ese río con la vida misma; permanecemos siempre en ella, pero no siempre nos bañan las mismas aguas, que unas veces vienen más limpias y otras menos.Fluír por el río de la vida es adquirir sabiduria, saber interpretar la corriente en cada momento, cuando es manejable y llevadera, o cuando es un torrente que nos arrastra y nos baja sin darnos margen para redirigir la dirección.
En fin, buscaré otra palabra con la que aplicar los buenos consejos que las prácticas físicas y mentales me traen practicando yoga. En vez de fluír mejor emplearé la palabra abandonarse, especialmente si ello implica dejar la mente en blanco y no pensar. De eso se trata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario