Por fín. Esto se termina. Esta noche a las doce habrá acabado oficialmente la campaña electoral,la primera en verano, antesala que dilucirá la próxima mayoría de gobierno en la que será la XV legislatura.
Campaña del barro, de reproches continuos y trapos sucios de mirar al pasado y mentar todo lo rastrero que se pueda mentar. Otro episodio más a sumar en la espiral de tensión en la que se ha convertido la política desde que los extremos tiran de la cuerda y marcan la agenda y los programas.
Mal nos ha ido en este país cuando las cosas se han ido de madre. Demasiado caliente la sangre, acostumbrada a hacer antes de pensar. Malos tiempos para reclamar templanza y sosiego, ese que cuando se ha extendido ha dado pié a etapas de progreso y avances.
El domingo tenemos la oportunidad de hablar claro con nuestro voto. Que la mesura vuelva y lo haga pronto. Un buen momento, el mejor de hecho, es haciéndolo con el sufragio en la urnas.
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