Comenzó el Tour de Francia, con la novedad de hacer rodar las tres primeras etapas por tierras del País Vasco. De las varias denominaciones que tiene esta parte del país: (Euskadi, Euskal Herría o Vascongadas), siempre me quedo con la de Pais Vasco, tal y como salía en aquel atlas escolar de mil novecientos setenta y ocho, donde las comunidades autónomas aún no existían.
Un lujo, un privilegio y un homenaje, que la organización de la ronda gala dedica a esta tierra tan volcada siempre con el deporte de las bicicletas. Salvo para algunos, que han intentado boicotear el evento sembrando la calzada de tachuelas que han provocado, sólo y afortunadamente, pinchazos en algunos corredores.
Ya sea por razones políticas o ecológicas, (el ciclismo en carretera goza de muy poca simpatía entre las asociaciones ecologistas), seguro que los discrepantes encuentran mejor forma de expresar su repulsa o contrariedad, sin hacer correr peligro alguno a los deportistas participantes. Las razones que puedan estar detrás, pierden legitimidad alguna por el empleo de estas formas.
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