Sin tu aguijón
Yaces inerme en el quicio de la ventana
Y las especificaciones
que por ley
aparecen sobreimpresas
en el cristal del autobús,
Son el epitafio
sobre tu improvisada tumba.
Y yo que me siento allí
velo tu cuerpo minúsculo
encorvado,
cada vez más caliente,
por la proyección del sol
a través de la luna.
Duelo de treinta paradas
camino de Sol,
ese que da calor a tu sepelio
y te ofrece un responso
del que soy testigo.
Adios hymenóptera
descansa en paz.
Insecto de vida efímera,
descansas en un rincón
hasta que desplacen de allí
tu inerte exo-esqueleto
reseco por dentro,
aunque ya no te importe
pues una vez que no estamos
todo da lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario