jueves, 20 de agosto de 2020

48

 A las cinco de la mañana

después de los dolores

y de los calores

(mi madre da fe),

rompieron unos pulmones nuevos

a llorar,

abriendo así paso a una nueva vida.  

De eso ya han paso cuarenta y ocho años.

Dos terceras partes

muy probablemente

de un camino a veces tortuoso

otras angosto

unas tantas siniestro

y unas muchas agradable.

Balance positivo y abierto 

ínfulas intactas y contenidas

retos activos y en el horizonte

amores baldíos y esquivos

recuerdos bonitos y eternos

Búsqueda de compromisos 

y afectos,

retos más que suficientes

para seguir trotando.

Punto de inflexión vital,

sorprende ver

cómo el paso de los años

no altera los desequilibrios

que configuran una existencia

y la convierten 

en algo digno de ser vivido.

Seguimos, pues

al pie del cañón

convencidos

de que el año que viene,

será.

Que no es poco

que es todo.

¡Salud!


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