Supongo que todos aquellos que creen las fabulaciones del 5G, y las campañas orquestadas por Gates y sus compinches para vacunarnos con el pretexto del virus, buscando en realidad implantarnos nanochips para tenernos controlados, ayer no habrán utilizado ninguno de estos dispositivos para colgar en las redes sociales el seguimiento de la manifestación absurda.
Hasta cerca de los tres mil se fue el número de asistentes. Alegra saber que papito tiene mayor poder de convocatoria cuando hace lo que mejor sabe, cantar. Ni media cancha del Wizink logró movilizar ayer para gritar que son la resistencia.
Resitencia, ¿A qué, a la de un mínimo de cordura? Que las ideas son libres es obvio, al igual que cada cual puede creer en lo que quiera. Pero cuando una creencia pone en riesgo a los demás, el panorama cambia.
No llevar mascarillas cuando ya conocemos los efectos que implica no llevar protección, es cuando menos temerario, y roza los límites de lo permitido. Alguien debería tomar cartas en el asunto y tomar medidas, esas mismas que ayer la policía no quiso tomar in situ, lavándose las manos y quitándose de problemas. Qué bien se nos da escurrir el bulto por estos andurriales.
Quedará como tantas otras cosas, en agua de borrajas. Confiemos en que la imprudencia no vaya a más, y los abonados a las conspiraciones apuesten por reunirse en lugares donde no puedan hacer daño, como las aldeas digitales; teniendo intemet,¿ Para qué necesita nadie ir a Colón?
Cordura si. Esa de la que cada vez hay menos.
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