Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




miércoles, 12 de agosto de 2020

Kamala

 Ha sido Fiscal de distrito en San Francisco durante siete años y Fiscal General de California durante otros seis años más. Cerca de trece años de ejercicio de funciones de derecho al más alto nivel y con la mayor de las exigencias, antes de convertirse en senadora en dos mil diecisiete.

 En la carrera hacia la nominación a la candidatura a presidente por el Partido Demócrata, pronto se dio cuenta de que no gozaba de los apoyos y simpatías, renunciando a la carrera en favor de Joe Biden, a quien ahora va a acompañar en la aventura de derrocar al Presidente Trump.

  Uno espera siempre reacciones de todo tipo, más si cabe cuando de lo que se habla es de política. Pero ni su condición de mujer o su brillante curriculum han sido la comidilla en estas primeras horas transcurridas desde el conocimiento de su designación por parte de los demócratas a la vicepresidencia.

 Su origen indio, su poco corriente nombre, su condición de mestiza a fin de cuentas, es la que ha ganado la palma a la hora de analizar su designación, siendo constantes las comparaciones con el Ex-Presidente Obama. El espíritu WASP ( white, anglo-saxon and protestant), ha vuelto a ganar la partida, en un país donde parece grabado a fuego la condición racial de pureza. El primer martes de noviembre, ese espíritu que encarna el presidente saliente se verá las caras con la candidatura mixta con la que concurren los del partido de los burros. El dúo Biden-Harris huele a caballo ganador más que a burro.

 Como ocurría aquí hace siglos, cuando se hacían investigaciones para determinar la condición de cristiano viejo. Esas pesquisas que a menudo hacía la Santa Inquisición, y que eran elemento necesario para poder prosperar en el escalafón social; que ningún árbol genealógico, diera signos de descender de un marrano o un converso. Cosas que parecen superadas, tienen más vigencia en la actualidad de lo que parecen. Más si cabe en sociedades tan segmentadas y tan compartimentadas como la estadounidense.

 Todo vuelve, porque nada termina de irse del todo. Seguiremos etiquetando a la gente por su origen, condición o pertenencia social. No hay evolución humana posible que elimine esa tara mental.


 


 


 

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