jueves, 6 de agosto de 2020

6 de agosto

Otro seis de agosto

cae en el calendario

con sus bombas dedicadas,

esas que no tocaron,

jamás tierra alguna 

pero que desde sus seiscientos metros

asolaron

todo cuanto había

apenas medio kilometro

más abajo.

Volverá a sonar el gong solemnemente,

y el rio volverá a llenarse con luminarias flotantes,

el cielo con globos, que irán hacia lo alto

donde encontrara luz y vida

allí donde un día alguien sembró

lo de abajo de muerte y miseria.

Y nunca cejará el debate,

de si tanta muerte

fue necesaria o prescindible.

Fuera de discusión queda el recuerdo,

pasado y presente.

Hoy que el puerto del país de los cedros

nos recuerda el horror de una explosión

volvemos a mirar a la tierra del sol naciente,

con dolor, tristeza y pena

esa que sale de la convicción

de que seguramente

no hemos aprendido nada.



 

 

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