Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 3 de agosto de 2020

Temporeros

En la última entrada hablábamos de profesiones de riesgo. Hoy toca volver a hacer lo mismo, con otro trabajo poco considerado, mal remunerado, invisible para muchos y en donde los derechos están a veces tan limitados, que ni la propia vida vale un pimiento.

 Esto último no es un chiste, ni pretende ser una ocurrencia, es una comparación tan simple como real. Sin contrato, sin derechos, la vida de un temporero tampoco vale nada.

 Ha ocurrido este fin de semana pasado, en tierra de jornaleros, o sea en el sur de este país. En Murcia, en plena temporada de recogida, un temporero, afectado por un golpe de calor fue trasladado casi de incógnito en un vehículo particular, una furgoneta, a un centro de salud en Lorca, donde posiblemente llegó tarde por no ser trasladado en ambulancia. Pese a los esfuerzos por reanimarle, acabó falleciendo.

 En una zona en alerta naranja por temperaturas extremas, que llegaron a alcanzar los cuarenta y cuatro grados, jornadas maratonianas de casi doce horas, son lo habitual en esta época propia de recogida de fruta. Todos los años ocurre lo mismo, todos los años es muy obvio, pero casos como el de este temporero nicaragüense son más frecuentes de lo que parece.

 Que se investigue a fondo el caso, que se sancione duramente a quien le contrató y poco menos abandonó a su suerte. Y que el campo deje de ser fuente de noticias por la vulneración flagrante de derechos. O no hay trabajo o cuando lo hay se trabaja a destajo y sin respeto.

 Seas quien seas, porque ni tan siquiera ha trascendido tu identidad en los medios, sólo tu edad, cuarenta y dos años y tu procedencia, Descansa en paz.



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