Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 14 de julio de 2020

Pudimos

  Cada vez se va aproximando más el día, en que el partido morado de los círculos cambie el tiempo verbal del que sirve para identificarse. Un presente que cada día es menos prometedor y que poco a poco va dejando fuera de juego a sus militantes y propuestas.

  Ayer era día de resaca, de revisión de estrategias y de análisis de resultados y como viene siendo habitual poca autocrítica se ha puesto en evidencia, al menos de puertas afuera.

 En dos mil dieciseis, y en conjunción con las denominadas Mareas y otras siglas,  la marca gallega de Podemos, obtuvo catorce escaños, alcanzando la segunda plaza en el Parlamento Gallego de la Calle Horreo, la que otorgaba la distinción de lider de la oposición. Tras el desmantelamiento de las coalición amplia, la suma de Podemos, Anova e IU, no ha dado ni para sumar un mísero escaño, en una camara de representantes donde el porcentaje de corte es mayor que en el resto de los parlamentos autonómicos: un cinco por cierto de los sufragios  totales emitidos, frente al tres del resto.

 Al menos no se ha hecho sangre del candidato, Antón Gomez-Reino, cuyo perfil bajo y poco conocido ha ayudado a consolidar la debacle.

 En Euskadi, donde han corrido mejor suerte, la diputada, senadora y profesora  Miren Gorrotxategi, ha dividido a la mitad los resultados de la hermana de Joxi Zabala, Pili Zabala, que alcanzó hasta once escaños en la cámara vasca de representantes, en la que era la primer aparición de Podemos en el Parlamento de Vitoria. Unos pobres seis escaños, y fuera de cualquier aritmética de pactos posibles, convierten sus representantes a la opción morada en una mera representación testimonial a día de hoy. 

 Dice J.C. Monedero, que mejor le iría a su formación si se dedicase a construir su propio partido. Lamenta que la nueva tendencia de hacer política, lejos de ser un activo de su agrupación es un ideario del que se  están apropiando otras formaciones del entorno de la izquierda, que antes no querían oír hablar de plurinacionalidades, y que ahora, en cambio recogen votos, lanzando proclamas en esa dirección. Puede que Podemos haya cambiado los aires de una izquierda en este país, pero desde luego, no esta recogiendo los frutos en forma de votos, como tampoco lo hace un anquilosado PSOE, incapaz de conseguir ni un sólo voto de sus socios en el gobierno del Estado, que van a ampliar la base electoral de sus partners nacionalistas e independentitas. La inercia es clara, y la linea de crecimiento es aún elevada, a tenor de las franjas de edades que captan estas siglas. Poca gente joven, por no decir ninguna, pasa a formar parte de los caladeros del partido de la calle Ferraz. El socialismo histórico de este país tiene un gravísimo problema a medio plazo, si las nuevas oleadas de nuevos votantes no cambian el signo de esta disyuntiva.

 Quien será el beneficiario último de esta pugna por la izquierda es algo que está en el aire. Sea como fuere, el voto de izquierdas en clave localista o nacionalista, gana enteros frente a un voto progresista amplio, solidario, que mire a los destinatarios antes que a los territorios. El futuro de la disputa en esta parte del arco ideológico se presenta interesante e impredecible. 


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