Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 3 de julio de 2020

Bizcotur

 A través de un buen mi amigo periodista y bloguero a través de su perfil en una red social, me enteré que cierto escritor de este país compara a Fernando Simón con Joseph Mengele, poniendo como argumento de justificación de esa comparativa los cuarenta y cinco mil decesos registrados de más desde que comenzó la crisis del COVID 19.

 Considera que el interpelado ha jugado con la vida de los ciudadanos, engañándolos a lo largo de estos meses de crisis sanitaria que aún no han terminado.

 Acercándome al diccionario y al buscar por la entrada dolo, una de  las acepciones que pueden encontarse es esta:

.- Engaño, fraude o simulación llevados a cabo maliciosamente con la intención de dañar a alguien.

 Es evidente que la definición casa con la opinión que el doctor merece al opinante; lo que no queda tan claro es que este funcionario actuase deliberadamente, a sabiendas de que cometía un acto delictivo, y menos aún que fuesen extremadamente sanguinario como para utilizar a las personas para experimentos repulsivos,  como si fuesen cobayas. De resultas de todo ello tal comparación resulta insultante.

 Confundir una posible negligencia por mala praxis, o por simple incompetencia con una acusación de actividad delictiva afectada por el dolo, no es casual. Es una apreciación medida, que busca una consecuencia clara: un eco amplio que dé publicidad gratuita.

 El uso de las redes sociales para exponer opiniones en las que el objetivo es llamar la atención al precio que sea conlleva este tipo de cosas. La consigna es simple, dar que hablar, aunque para ello haya que dar al comentario una carga excesiva, a causa de una comparación que más que injusta, es simplemente absurda, por falsa; afortunadamente para la humanidad, Mengele es un sujeto sin parangón en su ruindad.

 Antes el de escritor era un oficio casi artesanal, enfocado a tratar con cuidado y mimo a las palabras, en encontrarles el encaje perfecto, con la mesura adecuada, en el contexto necesario; todo ello pensado para dar lucidez a una idea o una historia;  en eso consistía la esencia misma de escribir.

 Ahora solo se busca el ruido, la pompa, estar en el candelero, y como consecuencia de eso, está internet lleno de personajes como este señor, un bizcotur, en toda regla. 



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