Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 28 de julio de 2020

Doctor Simón

 No deja de ser sorprendente el grado de filias y fobias que despierta el epidemiólogo doctor Simón. Una parte de ellas, las que de hecho sólo tendrían que tener cabida, relacionadas a su gestión de la crisis sanitaria llena de muchas sombras, referentes a temas tan elementales como los abastecimientos básicos, o la gestión de los datos, que empañan un currículum brillante, curtido en experiencias en hospitales de campaña en sitio como Mozambique o Burundi ,o aquí en España con la gestión de la crisis del Ébola.  

 Sin embargo las críticas se ceban con él en otros aspectos, como su indumentaria, más bien desaliñada y repetitiva o su corte de pelo, que le daba apariencia de desaseado. Nada apropiado a priori, para transmitir confianza, más bien al contrario, redundaba en esa sensación de precariedad e improvisación que suelen acompañar cada una de sus comparecencias.  

 Para rematar la faena, su tono de voz, inestable, quebradizo, donde diferentes gallos acompañaban cada alución con la muestra de los datos, alejaba a sus oyentes del grado de confianza que una voz serena y firme podría conceder. 

 Definitivamente la comunicación es uno de los grandes puntos negativos de la gestión de la pandemia. El nombramiento de un portavoz sanitario, alguien con tablas, tal vez un peridista un periodista contrastado y  coordinado con el equipo de trabajo del doctor Simón, podría haber ayudado a generar menos dudas y menos inquietud entre muchos ciudadanos. 

 La última polémica se produjo ayer, en relación a un comentario suyo relativo a las decisiones de los gobiernos de Bélgica y Reino Unido, de desincentivar los viajes a España, tan importantes para el país en esta época del año por lo que representan para la economía. Desde luego habló un epidemiólogo antes que un político, al sincerarse diciendo que les hacían un favor cortando los flujos de entrada de personas, para controlar nuevas y posibles cadenas de contagios. ¿Falta de tacto, simple rigor médico, pura y simple sinceridad? 

 Maniobra de distracción, puede que involuntaria.


 Seguramente nos quede mucho por pasar antes de que alguno de los antídotos que están en fase experimental, nos permita salir del bucle en que nos encontramos. Si continua el Doctor Simón con nosotros en esta fase, no nos faltarán temas de conversación, ni chascarrillos. Es un valor seguro para el gobierno, una pantalla con la que aplacar las críticas de las que se libran otros, responsables últimos. El escudo protector del que se ha dotado el Presidente, es digno de ser comparado con el de la formacíon de tortuga de una legión romana.


 
 


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