Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 13 de julio de 2020

Galicia

En Galicia todo es diferente.

Cuando peor le va al PP en España, allí encuentran los de la gaviota su vergel, una especie de panacea, que le libra de todos sus demonios.

Sin pactar coaliciones absurdas con partidos venidos a menos que se acuerdan ahora del centro.

Permitiéndose pasar de sus votantes más a la derecha, que en el conjunto del territorio gallego apenas si alcanzan el dos por ciento.

Como si de un gurú se tratase, dijo Nuñez Feijoo, que no pactaría con VOX de ninguna de las maneras, y parece que sus palabras han tenido un efecto disuasorio, ¿ Alguien duda que si el candidato hubiera sido otro, los verdes de Abascal no habrían tenido mejor cosecha y representación? La marea verde de los nuevos patriotas de derechas no ha conseguido ni arañar el escudo defensivo de los azules, y eso que han puesto en escena a la principal baza de su artillería, su mejor exponente, Espinosa de los Monteros, cuya implicación full time, ha dejado apenas un saldo de veinte seis mil paupérrimos votos.

Anulados sus potenciales competidores por el voto entre verdes y naranjas, también ha neutralizado posibles riesgos entre los miembros de sus filas.

 Ha dejado fuera de juego, sin cancha ni predicamento a la marquesa del verbo suelto. Cayetana Álvarez de Toledo, no ha pisado el escenario del litigio, porque nadie la esperaba, manteniéndose así sus habituales declaraciones altisonantes silenciadas. Nadie la ha escuchado en dos semanas, y lo que es peor, a nadie le ha preocupado. Y es que cuando se impone una candidata con calzador, de una arribista que un día respira naranja, y otro respira azul, y a quien no le preocupa nada más que su ego personal, antes o despúes la militancia de su agrupación termina por ponerla en su sitio. La renovación del principal partido de la oposición pasa por sacar de contexto a su única diputada por Barcelona.

 Seguramente eclipsar a la portavoz en el Congreso, ha sido solo la base de la contención a nivel partido, en donde el líder nacional ha asumido, el rol de no determinante en la confección de una campaña donde pocas gaviotas se han visto, y menos iniciales se han catado en cada escenario de campaña. Solo el azul creaba sinergias entre candidato y partido. Casado no mandaba, solo acompañaba y alentaba. Génova ha delegado, más por necesidad que por voluntad de hacerlo. La gente, más que votar al PP, ha votado a Feijoo. ¡Touche!

 Anoche, cuando el escrutinio rondaba el noventa y nueve por ciento, salió el candidato vencedor a dar el clásico primer discurso, en olor de multitudes, dándose un baño de masas y máscaras con hilo musical y bajada por escaleras, como las grandes estrellas.

 Cuando una periodista le preguntó quien había ganado, si Feijoo o el PP, el candidato contestó: Ha ganado Galicia.

 Y ya en su atril, en un discurso donde saltaba del gallego al castellano, según la inercia del mensaje, y el destinatario del mismo, se acordó de su padre, de su equipo de trabajo, el mismo que le viene alentando desde dos mil nueve, y de la necesidad de gestionar y de no mirar a quien va lo que se hace. 

 Más que de un fin de campaña y colofón de un candidato vencedor, era un discurso de comienzo de la misma. Tras la cuarta mayoría absoluta, toca asaltar Madrid.

 Nadie escuchó anoche a Casado, seguramente porque nada tenía que decir, tras una mala noche para él y su forma de ejercer su liderazgo. Es huérfano del éxito de su partido en Galicia, y es responsable del lento declinar de sus siglas en Euskadi, donde la defenestración de Alonso, ha sido pésimamente resuelta, con la coalición España "NO" suma, y la entrega del liderazgo de la candidatura a un dinosaurio como  Iturgaiz, al que da grima escucharle hablar. 

 Salvado por la campana, gracias al rocambolesco giro que le dio las plazas de mando de Madrid en forma de Alcaldía y Comunidad, vuelve a estar en el alero.

 Dos candidatos se postulan a sustituirle. Al patriarca le vienen los embates desde el norte y el sur. Uno desde Andalucía, donde el amable Moreno Bonilla, tiene encandilado a una parte importante de la militancia, por su moderación, su discurso carente de altibajos, y su saber estar, liderando el primer gobierno popular en el territorio más poblado del país, al que solo han tenido acceso, segregando el voto conservador en tres siglas diferentes. Desde Málaga, y con el inestimable apoyo del área metropolitana de Sevilla, que se ha olvidado de su tradicional voto socialista, el Presidente de la Junta de Andalucía, es para muchos el candidato del futuro del PP.

 Desde el norte, y desde anoche, la candidatura de Feijoo, (en este país por alguna razón siempre nos olvidamos del primero apellido de nuestros políticos cuando es uno muy común), es una realidad. Y a diferencia de la del primero, viene cargada de mensajes potentes, más preocupado por el fondo que por las formas amables, y por la naturaleza del mensaje de un partido, escorado hacia el lado de sus militantes más vehementes y, por ahora, tránsfugas hacia otras siglas.

 Quién sabe, pero igual a Casado anoche le hubiera venido mejor una deblacle electoral, y la pérdida del feudo fundador del PP o una mayoría asegurada por los pelos. Por ahora y desde hoy mismo, seguirá sentándose en su poltrona, pero mirando arriba y abajo. Por acción u omisión de sus principales barones que ponen su liderazgo pendiente de un hilo.

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