Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




martes, 16 de julio de 2024

Autodiagnosis

 Mañana prolífica, toca por ello aprovechar el tirón.

 Cada vez conozco mejor gente que consume comida y bebida sin gluten, sin que haya la más mínima sospecha de celiaquía en ellos, ¿Por qué? Dicen los entendidos que es una fuente de proteína vegetal, aporta fibra y nutrientes, repercutiendo beneficiosamente en el sistema inmunológico. Si no se tiene una intolerancia reconocida y por ende perniciosa para el organismo, ¿Por qué entonces se suspende su ingesta?

 Otro de los grandes damnificados son los lácteos, veneno literalmente para una comunidad creciente de sujetos que han eliminado de sus dietas ese producto en todas sus formas y variantes, eludiendo con ello uno de los manjares más exquistios que hay sobre la faz de la tierra, como es el queso.

  Leche sin lactosa o de origen vegetal. Vuelta a empezar. Renuncia a una de las fuentes de ingesta de azúcares, esenciales en varios procesos y funciones biológicas en nuestro organismo; si no se tiene algún tipo de rechazo, por qué dejar de consumir la lactosa.

 La lista podría extenderse a otros alimentos, especialmente a la obsesión por medir las cantidades de azúcar que ingerimos; son muchos los padres que limitan el consumo de dulces a sus hijos, convencidos de que es una responsabilidad velar por el control de este tipo de sustancias sin percatarse de que el azúcar está practicamente presente en cualquier alimento que pueda adquirirse. 

 Lo más preocupante es observar cuáles son las fuentes de información que se emplean para determinar los nuevos parámetros de la dieta. En ellos abunda la seleccion aletoria por la red, a través de infinidad de sitios web y páginas en las que puede encontrarse información al respecto.

 ¿Cuáles son los criterios a seguir?, ¿Por qué dar credibilidad a unos textos y no a otros? La superchería ha encontrado una autopista en este forma de divulgación que convierte a sus usuarios en meros consumidores, más pendientes de encontrar información que se acomode a lo que desean leer y escuchar, que a someterse a un debate riguroso y científico, que de pábulo a unas terapias y hábitos frente a otros. Por parádojico que resulte, desde que tenemos más información disponible, peor informados estamos. ¿Quién le pone puertas al campo?

 

 

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