Es con mucho, lo más impactante de lo acontecido ayer, la foto que todos los medios han divulgado tras la firma del acuerdo que permite la renovación del Consejo General del Poder Judicial, (CGPJ).
Las dos partes instaladas a ambos lados de la mesa, firmando el acuerdo, partes acreditadas con la bandera de la Unión y la de España. Detrás, la Comisaria de Justicia, la checa Vera Jourová, posando sonriente en su función de observadora y garante de un acuerdo que se ha demorado más de cinco años y que ha requerido de la mediación de instituciones comunitarias para llegar a buen puerto.
La foto impacta por lo que representa, por lo que simboliza, por cómo nos define, con todas nuestras miserias. Es el perfecto reflejo de la España cainita, esa que es incapaz de ponerse de acuerdo en lo más elemental, que alimenta las rencillas, los rencores, las trincheras, los deprecios fraticidas con los que tan bien nos vemos representados. Para algunos es la foto de la vergüenza, por tener que airear fuera nuestras vergüenzas. Para otros es seguridad, al dejar en manos de Europa la tutela de las grandes cuestiones de Estado.
La ropa sucia se lava en casa, al menos eso dice el dicho; en nuestro caso se airea a los cuatro vientos y da trabajo a funcionarios que lucen sonrisa y palmito en las fotos. Que siga el espectáculo.
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