Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 17 de junio de 2024

Felipe VI

 El próximo miércoles cumplirá diez años en el trono Felipe VI, tras la renuncia forzada por las circunstancias de su padre Juan Carlos I. Una década que cuando se observen con la perspectiva que da la distancia de los años, se estudiarán con detenimiento y atención, pues se trata de una década plagada de cambios, que han puesto a este país en la picota en algunos casos y han modificado algunas cosas de manera significativa.

 Años complejos, vistos desde una perspectiva estructural y de conjunto, analizando la evolución de nuestra democracia, pronta a alcanzar la medianía de edad y madurez.

 Sobradamente preparado para la función que desarrolla, (como suele decirse, no en vano hemos estado pagando los ciudadanos de a pié su formación  para que llegara en óptimas condiciones cuando le tocase el turno), el comienzo de su reinado ha estado marcado por los vaivenes emocionales y cambios de orientación ideológica.

 La crisis territorial estalló llegando a niveles de tensión tales, que llevaron al ejecutivo a intervenir y suspender a un gobierno autonómico por primera vez en el periodo democrático. Medida excepcional inaudita, cuyos rescoldos han llegado hasta nuestros días en forma de Ley de Amnistía que trata de enterrar con un indulto camuflado, las soflamas e intenciones de parte de la clase política catalana absorbida por un discurso emocional tan intenso en el fondo como  disparatado en las formas. Problema que lejos de solucionarse o diluirse, sólo se posterga. El encaje de las hoy denominadas nacionalidades históricas, no dejará de marcar la agenda política estatal en los próximos años, si no se afronta de un modo decidido y claro.

 El ciclo ideológico marcado por el bipartidismo y los grandes bloques definidos por la tradicional dicotomía Izquierda-derecha, se ha visto desbordado por ambos flancos, primero por la izquierda, con la irrupción de fuerzas que supieron capitalizar el descontento del 15M, trasladándolo de las calles y plazas a los parlamentos. De la nada a estar a punto de conseguir el sorpasso sobre un PSOE, que se mueve en mínimos históricos de apoyo electoral, desde entonces. De la novedad y pasión iniciales,que llevó a sus líderes a cuestionar elementos del sistema con sus críticas feroces a la casta, se ha pasado un periodo de apatía y hartazgo, donde el  espacio de izquierdas aparece desmenuzado y desorientado, con un electorado confuso y cansado de egos acusados y faltas de compromiso reales con una población que sigue sufriendo problemas complejos, como el encarecimiento del coste de la vida o el acceso a la vivienda a unos precios razonables, sin olvidar el desamparo que sienten una mayoría de jóvenes que ven muy difícil su incorporación a la vida laboral y adulta. La diáspora está servida. 

 Por el otro lado no son ajenos a estos problemas, con la aparición de fuerzas de derecha que dejan corto el ámbito de acción de su tradicional fuerza principal, el PP, atosigado en un principio por su lado mas moderado y ahora atacado sin piedad por el otro flanco. Engordados por las derivas que la política catalana genera, un nutrido grupo de electores han rebasado la línea roja del pudor, esa que impedía a gente muy conservadora sacar a relucir sus idearios, expresándolos ahora sin vergüenza alguna. Porque nada termina de superarse por mucho que se crea caduco y obsoleto. Amparados en la cuestión identitaria y en las políticas de inmigración, que alimentan indignados a base de dosis de demagogia y falsedad, ocupan un nutrido número de escaños que condicionan gobiernos incapaces de alcanzar la centralidad a fuerza de sufrir el chantaje institucional de sus mal avenidos socios. 

 El inquilino del Palacio de la Zarzuela, mira atento, desde su atalaya en la distancia en su función de jefe del Estado, simbólica y sancionadora, aunque dispuesta a actuar, si las circunstacias así lo sugieren. Tiempos de cambios y transformación que desembocarán, algun día, en periodos más estables. En medio de este tiempo de aguas turbias, Feliz aniversario, alteza.

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