Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




domingo, 3 de marzo de 2024

Katherine Mansfield

 Katherine Mansfield fue una escritora neozelandesa, a la que una severa tuberculosis, hizo enfermar muy joven, falleciendo con tan sólo treinta y cuatro años, después de luchar durante más de tres contra la enfermedad.

 Responde al modelo de persona dedicada en cuerpo y alma al arte. Miembro de una acaudalada familia, que no escatimó en gastos en su formación, Katherine pudo dedicar toda su vida a la música, alcanzando un notable conocimiento y maestría con el violonchelo que, sin embargo, no fue suficiente para que su familia le permitiese dedicarse a ello como concertista. Encajada en el estricto corsé de su entorno, Mansfield encontró en la literatura una válvula de escape.

 Mujer adelantada a su tiempo, rebelde en la década de los años veinte, desafiante de las convenciones sociales, capaz de burlar prohibiciones, teniendo amantes de ambos sexos, vuelca todos sus anhelos, ambiciones y frustraciones en su literatura.

 Considerada unos de los exponentes de la literatura modernista, de su pluma fluyen historias sencillas, ambientadas en su mayor parte en el contexto familiar, en las que pequeñas anécdotas de la vida cotidiana, sirven de base para perfilar sentidas escenas de sensibilidad exquisita. Maestra en la descripción de perfiles psicológicos y del buen gusto, deja sus historias con un final siempre abierto, denotando con ello su devoción por el maestro Chejov, del que se consideró discípula.

 Esta pequeña muestra, publicada por Austral cuentos, es una buena oportunidad de acceder al especial mundo  de esta escritora, tan poco conocida por el gran público, con la lectura de algunos de sus cuentos más sentidos, como Las hijas del difunto coronel, la señorita Brill o Fiesta en el jardín.





 

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