A veces los protagonistas son los que no estaban invitados a la fiesta.
Entre llantos de costaleros y devotos y turistas cariacontecidos por la ausencia de rayos de sol, la lluvia y la nieve han decidido hacer acto de presencia, aguando, nunca mejor dicho, asueto y devociones.
Con la que no está cayendo, con tanto pantano luciendo limo y ruinas, bendita irrupción por sorpresa; que caiga y lo haga con fruición. Animales, plantas y humanos, esos que con tanto esmero se emplean en dilapidarla, la necesitan con suma urgencia. No estamos para escatimar días de lluvia, ni para lamentarnos por los aguaceros.
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