Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 27 de enero de 2022

Tambores de guerra

 Desde hace unos cuantos días, tambores de guerra se escuchan en el Este, más concretamente en la frontera de Ucrania, país que dejó la sombra soviética para vivir bajo el paraguas de la Gran Rusia.

 Recuerdo cuando las tropas comandadas por el ex-taxista y ex-agente secreto invadieron Crimea, ese enclave estratégico dotado de fuerte presencia militar, que un día Stalin decidió donar a los ucranianos y que ahora Putin ha recuperado, anexionándolo para la causa patria. Un compañero de trabajo, Serdar, agachaba la cabeza escondiendo su gesto de tristeza y rabia, que por otra parte era compatible con tener pasaporte, además de ucraniano, ruso.

 Leyéndolo en la prensa, a las pocas horas de proclamarse la invasión de facto, miles de ciudadanos instalados en la península a orillas del Mar Negro, se acercaron al Consulado ruso con la intención de solicitar la doble nacionalidad. No quiero que me invadas, pero tampoco quiero que me dejes sólo.

 Sea por interés, sea por sentimientos que vienen de lejos, lo cierto es que sobre este conflicto bélico y freonterizo, por ahora en potencia, llueve sobre mojado. Hemos vuelto a los años ochenta, al Telón de acero, a reclamar control sobre los países satélites. Putin no quiere que ningún país del Este sea miembro de la OTAN.

 Seguramente quedará en ruido, tan sólo en eso, pero el pulso está en todo lo alto. La política de bloques está de vuelta, con sus tensiones y distensiones. Tan nuevo, tan viejo.

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