De entrada comenzamos el año con bajada de temperaturas, esas que repentinamente y sin venir a cuento, se han disparado por encima de los veinte grados en el cierre de este año, tan raro como decepcionante. El que quiera calorcito y bañarse, que se vaya al Caribe.
Y por ahora nada de pronósticos catastrofistas, a cuenta de un enero que el año pasado, ya por el día ocho, nos dejó en la capital, la mayor nevada de la historia. Dicen que habrá otro Filomena por el norte en esta ocasión; confiemos que no ocurra, y si lo hace tenga la misma repercusión que tuvo cuando aconteció en el Foro. Parece que solo nieva a lo bestia, si lo hace en Madrid.
El clima, qué habrá pasado para que dejemos de hablar de él de manera irrelevante. Ha pasado de ser un relleno insípido en las conversaciones, de convertirse en una pregunta trivial, a ser un asunto sesudo y que a todos ahora parece que sí nos concierne. Las tornas que se cambian, para sorpresa de algunos y disgusto de muchos. Y lo que quedará por discursear de esto. Tela.
Me releo y me noto ácido e irónico. Va a ser que el año ha comenzado de otra manera. Me gusta. De entrada esto marcha bien, pero que muy bien.
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