viernes, 25 de septiembre de 2020

Comparaciones

  Dice Antonio López el pintor y escultor en una entrevista aparecida hoy en un periódico, que al lado de las marranadas de otros poderosos, lo del rey es poca cosa. Y se ha quedando tan ancho.

 Comparaciones, siempre tan odiosas. Graduaciones de trapicheos que van de menos a más o viceversa.

 Fea costumbre esta que tenemos de valorar las acciones en función del tamaño que tengan, olvidando lo que hay debajo de cada una de esas acciones. A fin de cuentas delinque quien roba, sea un euro o setenta millones. Ser ladrón de poca monta no te hace menos ladrón, solo atenua el castigo y la reparación.

 Aprendices de juez, práctica tan patria como la de comer con pan, o echarse la siesta. Dedo acusatorio constante, bajo el cual se esconde la más profunda de las miserias nacionales, la de la envidia. A fin de cuentas como el ladrón, todos, al menos mentalmente, somos de su condición, y ya puestos, cuanto menos tonto, y más trinques, mejor. Más que juicio, hay necesidad de ser igual a todos los que consiguen mucho con atajos y con el menor esfuerzo posible. 

 Una pena no invertir esa picaresca ancestral en cosas más provechosas. Con una ínfima parte de esa dedicación invertida en el estudio o el esfuerzo, ya tendríamos varios premios Nobel de física de los que vanagloriarse. Seguro.


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