Se agotan las entradas de la gira de despedida de Joaquín Sabina, el cantautor español que más admiro. La última de las viejas glorias de la música patria que pone punto y final a su carrera profesional, después de muchas décadas en el candelero.
Se terminan mis opciones de verle tocar en vivo, sobre un escenario, en una gira tan significativa como esta, que es la última.
Tras mucho pensarlo, he decidido dejarlo estar, dejarlo correr; no seré testigo del colofón, del fin de fiesta de un músico tan brillante como impredecible.
Trovador de causas perdidas y de gentes corrientes, me quedaré con la magia de sus discos, (practicamente los tengo todos) y de la voz, que por culpa de excesos y desmanes, perdió su timbre y melodía.
Tal vez sea por eso, por lo que no me apetezca despedirle en un concierto. La afonía de sus últimas composiciones es un duro hueso que no he terminado de asimilar.
A fin de cuentas, esa es la suerte y la magia de los artistas, que nunca se van, nunca se retiran, nunca perecen; son eternos en sus creaciones. Como hago hasta hoy, cuando lo necesite pondré alguna de sus canciones míticas, ambiente perfecto para momentos de reflexión y recogimiento.
Adiós Joaquín y buen retiro.
"... Ahora es demasiado tarde, princesa
Búscate otro perro que te ladre, princesa."
https://www.youtube.com/watch?v=FzKlIHvLaAI
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