Cambio de hora, una hora más en la cama. A las ocho de la mañana ya luce el sol con todo su esplendor. Adiós a las mañanas eternas a oscuras.
Vendrán días extraños, de estar descolocado, como si la cabeza y el cuerpo necesitasen adaptarse a un cambio que es más un cambio de luz que de hora.
Luz que se apagará demasiado pronto en la tarde, recortando la visiblidad al salir del trabajo, en las horas de tiempo libre entre semana. Parece que no fuera lo mismo sin luz, como si se agotaran antes las energías para hacer cosas.
Otro año más así, pese al runrún que habla de acabar con esta costumbre de modificar el reloj por cuestiones de ahorro energético.Práctica que puede que ahorre en lo económico pero que desgasta en lo físico y sobre todo, en lo anímico.
Tiempo de adaptación.
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