La escalada continúa; los dos grandes partidos siguen lejos de su acostumbrada moderación, manejados por los hilos de una cuerda tensa que cada vez, más los arrima hacia los extremos. No tienen el poder de facto, pero si manejan los argumentos de base del relato que ahora sostiene a cada cual, cada vez más extremo, menos orientado a contentar a una mayoría, tan sólo a una parte, a su parroquia.
Abonados a la tercera ley de Newton, (toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto). Es decir, siempre que un objeto ejerza una fuerza sobre otro, este último devolverá una fuerza de igual magnitud, pero en sentido opuesto al primero).
El problema es que estamos hablando de política, no de física. Somos personas con voluntad, no objetos.
Acabaremos harto de líneas rojas y cordones sanitarios, de exabruptos de ida y vuelta, aunque aún no sabemos cuándo. Qué bien se nos da meternos en nuestra trinchera. Guerracivilistas de cuna.
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