Todos los días ocurren milagros, a raíz de sucesos en los que, pudiendo ocurrir una desgracia, todo queda en un susto; la clásica vivencia que con el correr del tiempo se transforma casi en una anécdota.
Hoy por la mañana eran visibles en el cielo de Madrid diferentes aparatos de vuelo, por cuenta de un evento que IFEMA celebra dedicado al sector de la aviación. Uno de esos aparatos, un helicóptero amarillo, ha terminado siniestrado en la siempre concurridísima carretera de circunvalación M-40.
La pericia extraordinaria del piloto que ha logrado dejar el tetráptero ubicado en la mediana de reducidas dimensiones, ha limitado las consecuencias del percance: los daños personales han sido mínimos, (apenas una fractura de fémur y un traumatismo craneoencefálico leve), y los materiales casi testimoniales, tan sólo un vehículo afectado en la parte posterior del chasis.
Quien conoce la zona o vea imágenes del lugar del impacto, no podrá menos que sorprenderse, al comprobar que el episodio no haya tenido consecuencias fatales. Cuesta creerlo.
Son esos pequeños milagros que ocurren todos los días y es que en ocasiones, la suerte está de nuestro lado, tan caprichosa como es, en variar la orientación de aquel a quien beneficia. Para afrontar con buen sabor de boca, este comienzo de fin de semana y víspera de puente.
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