Tal día como, a estas horas fui convocado en el piso piloto para la recogida de llaves, en un pequeño acto en el que la promotora nos iba reuniendo a los vecinos de cinco en cinco, para contarnos el funcionamiento de la comunidad y el uso de las zonas comunes.
Como en las veces anteriores, vine con el GPS puesto en el coche, sin estar del todo habituado a la zona y a sus accesos. Venía el Ford Fiesta cargado hasta las trancas con cosas que ya iba a dejar en el que iba a ser mi nuevo piso. Había que aprovechar el viaje.
A la mudanza, a trozos, se sumó la llegada de los muebles y electrodomésticos nuevos, el alta de los suministros, familiarizarme con mi plaza de garaje y su pertinente columna...Poco a poco fui completando la experiencia de estrenar un piso completamente nuevo, algo que hasta entonces me era completamente ajeno.
Con todo ya organizado y en marcha, hoy escribo estas líneas desde el salón, sentado en mi sofá, en una tarde de cielos plomizos y lluvia intermitente, al abrigo de mi manta a cuadros, feliz de haber dado, por fin, un paso que había procrastinado largo tiempo, el de cambiar de domicilio.
Vecino de Valdemoro, donde ya estoy empadronado, apurando las últimas fechas de uno año que se nos va, sin idea de cuánto tiempo durará mi estancia aquí, aunque tampoco me preocupa en exceso. El cambio ha sido un acierto. Feliz.
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