Día de nostalgias y recuerdos que se agolpan. El chiringuito se cierra aunque siga abierto. Después de casi dicisiete años de desayunos, comidas y muchas cervezas, el bar que frecuento en mi trabajo cambia de manos.
Con el comienzo de año, cambiará todo sin cambiar prácticamente nada. La plana de empleados y camareros continúa, tan sólo se van los que hasta ahora han sido los dueños.
A partir del próximo martes, seguiremos acudiendo como cada día que voy a la oficina, aunque ni Ángel ni Mariano, estén ya para servirnos.
Esto no es un adiós, pues es muy obvio que mantendré el contacto con los dos, amigos después de tantos años y tantas batallitas vividas juntos; simplemente se hará muy raro no ver a ninguno de los dos detrás de la barra. Si había un cambio que no me esperaba, ni me imaginaba, era éste. La vida te da sorpresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario