Increíble la historia de Sylvie Fréchette, nadadora canadiense. A consecuencia de un hecho luctuoso que le provocó estrés postraumático severo: encontrar muerto en su casa a su prometido fallecido a causa de suicidio. Desde ese momento apagón de memoria rotundo, hasta el punto de no recordar cosas que hizo después de ocurrir tan macabro descubrimiento. Acudió a unos juegos olímpicos, los de Barcelona 92, ganó y simplemente no lo recordó. Para hacer una película.
Black out completo. Fundido a negro sin rastro de recuerdo alguno. Cosas de la cabeza y sus conexiones o mejor dicho, de sus desconexiones. Qué gran misterio.
A veces la cabeza podría dejar controlarse y dar la oportunidad de poder desconectar, de poder decidir qué se quiere recordar y que no, sin que tenga que mediar un hecho tan tremendo como el aquí referido, a voluntad, sin más. Cuántas cosas ahorraría, en todos los sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario