Se ríe la enfermera de mi trabajo, cuando nos ve a todos llegar ateridos a la sede de la empresa, mientras ella fuma sonriente, a la entrada.
- Si esto os parece frío, veníos cuando querais a mi país y vais entonces a saber lo que es estar a unos cuantos grados bajo cero.
Anca, que así se llama, es rumana. Cuando miro en el mapa las coordenadas y lo sistemas montañosos que bordean a su país, ahí arriba, entiendo sus comentarios. No me extraña que le parezca una broma lo que la climatología nos brinda aquí, en estos páramos mesetarios, más si cabe de un tiempo a esta parte, en los que, salvo sustos como el de Filomena, la tónica dominante son los meses de inviernos muy templados.
Seguiremos deambulando por la semana más fría de todo el año, con mañanas gelidas y parques y coches llenos de escarcha. Frío que por muy incómodo que se nos muestre, es necesario y es lo que toca.
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