Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




lunes, 11 de diciembre de 2023

Cáparra

 Joyas que permanecen de pie y que son prácticamente desconocidas pese a tener un valor incalculable.

 En medio de la fértil y verde Extremadura del norte, en el límite de los términos municipales de Guijo de Granadilla y Oliva de Plasencia, se ubican los retos de lo que fue en su día, la antigua ciudad de Capera o Capara, (hoy denominada Cáparra), enclave urbanístico que nació al albur de la calzada romana que unía la importante ciudad Lusitana de Emerita, (actual Mérida) con Asturica, (actual Astorga), tramo central de la conocida como Vía de la plata, carril de comunicación vital entre sur y norte en esta parte del Imperio Romano, que ha estado activo hasta prácticamente el siglo XIX y a cuya vera se ha construído una carretera paralela y hermana, la Nacional 630.

 


 

 Desde luego tendrán la fortuna de disfrutar de su imponente y espartana belleza, los avezados peregrinos del Camino de Santiago, que en su ruta andando o en bicicleta, harán bueno el origen y razón de la existencia de la ciudad: el abastecimiento y reposo de viajeros hacia un lado y el otro, en esta zona llana pero verde, rodeada de olivos, por trancurrir desde éstas mismas ruinas históricas, la decimo-quinta etapa de la Ruta de la Plata, que termina sus sendas en el precioso pueblo de Baños de Montemayor.

 Perfiladas sus pocas pero nítidas calles, con planta rectangular que manifiestan el carácter romano, siempre práctico y ordenado, de sus construcciones, pueden adivinarse las estancias de muchas viviendas, así como el fin de algunos de sus edificios, siendo el más llamativo, el que albergaba las termas, lugar tan importante en la vida del cuidadano romano.

 Pero si hay una parte que destaca sobre todas las demás, no sólo por la altura de sus columnas, es el arco cuadrifonte, emplazado justo en el centro neurálgico de la urbe, haciendo inevitable el paso por alguna de sus cuatro caras para cruzar la ciudad. Único en su especie en toda la península ibérica, apenas si quedan ejemplos similares en otras partes de lo que fue el vasto territorio del Imperio en esta parte de occidente. Una joya cuyo cuidado y manutención son imprescindibles, así como su visita, para quien se anime a transitar por esta zona del sur del país.

 



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