Misa de réquiem por un Mercenario, (que no campesino, ni español), emulando el título de Ramón J. Sender, que muere sin que sorprenda a nadie. Ni el mismísimo John Le Carré, lo hubiera novelado mejor, aunque decesos como éste, mejor cobijo reciben con el título de García Márquez, Crónica de una muerte anunciada.
Progozhin ya se encuentra en modo fiambre, que es como los inquilinos del hampa definen a los que pasan a mejor vida, porque así es como cabe catalogar al responsable de los designios del Kremlin, ciudadela que acoge las sedes de gobierno de la Federación Rusa. Ese modo de mafioso sin escrúpulos que llevado a las altas esferas del poder, deja a la altura del bitumen al más reaccionario y sanguinario régimen dictatorial actual. Si Pol Pot levantara la cabeza.
Voladura por los aires, retransmitida por cámara aficionado que enfoca al aparato que cae en vertical ya en llamas. Ejecución limpia y aleccionadora. Roma no paga traidores, en ningún siglo.
Un capítulo más de este esperpento geopolítico al que el mundo está abonado por chantaje económico y energético.
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