Pequeño

 Recordaba ayer una comparecencia de un viejo político, abogado y empresario, rodeado de un nutrido grupo de personas jóvenes, en la que éste les exhortaba a seguir una serie de consejos básicos pero que a su juicio eran vitales en la vida: dar importancia a las pequeñas cosas y disfrutar de ellas era la primera; la segunda, ser una buena persona.

 No tardé mucho en echar la vista a atrás y repasar los recuerdos que tenía de esta persona, reputado abogado de linaje ilustre, siempre rodeado de lo mejor y los mejores. Ambicioso en la política, ésta en cambio fue su talón de Aquiles; su gran proyecto, una operación que tildó de reformista, que contó con  la ayuda y liderazgo de un afamado líder catalán, uno de los padres de la Constitución española para más señas, ni siquiera consiguió representación parlamentaria.

 Ahora en el trayecto final de una vida, seguramente plagada de momentos plenos, arenga a los jóvenes y da consejos, esos mismos que siendo muy honesto, no vi que cumpliera cuando él era joven o tenía mediana edad, siendo como fue siempre un personaje público.

 Pocas cosas son tan recurrentes como esas dos ideas, disfrutar de las pequeñas cosas y ser buenas personas. Me pregunto  en qué momento uno se percata de ello y se las aplica o lo intenta en la vida propia. Ser ambicioso, querer ganar, querer tener cosas buenas y valiosas, son deseos legítimos, por lo tanto,  cómo conjugar esas metas con mensajes como el que proyectaba este señor en esa charla.

 El valor de lo pequeño.  Deseo real o simple postureo. Somos sinceros o grandes hipócritas alegando apreciar una cosa cuando en realidad buscamos otras, a juzgar por nuestras acciones, deseos y proyecciones. 

 Le edad es un factor clave. Por mucho que se quiera, la humildad vital tarda en aparecer. En el proceso de maduración que lleva implicito el paso del tiempo está la esencia de ese cambio de pensamiento, de esa evolución del mismo, aunque siempre hay excepciones que confirman la regla: no toda experiencia conlleva necesariamente sabiduría, templanza y conformismo. Virtuoso es el que lo aplica antes de tiempo, porque eso lo hace extraordinario. Darse cuenta de ello de muy viejo, es lo obvio, no tiene mérito alguno. Es grande el que valora lo pequeño cuando es joven, más todavía si es buena gente. Buena piedra de toque. Valor social.